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Microficción.
=== Historias breves ===
Autor: © Fran Laviada.
«La brevedad es el alma del ingenio» —William Shakespeare.
 

El general y su golpe.

Cuando el general dio el golpe de estado (eso sí, respetando la vida de los ciudadanos, excepto, los que se mostraron en contra del acto golpista), y se hizo con el poder, lo primero que dijo fue lo siguiente: ¡Que conste para todos aquellos que me acusan de autoritario, que no soy un dictador, tan solo es que, no me gusta la democracia! Y a continuación volvió a su despacho, tenía mucho trabajo que hacer y lo primero, sin duda, era firmar las sentencias de muerte pendientes, algo que corría prisa, ya que los enemigos de la patria eran muchos y había que acabar con ellos cuanto antes.

Farsantes.

A Ricardo lo engañaron muchas veces, hasta que aprendió de sus errores y nunca más se volvió a fiar de aquellos charlatanes que le querían vender una parcela en el paraíso eterno. Sobre todo, después de ver a tanto vendedor de humo disfrazado con la careta de la honradez y ahora como nunca es tarde si la dicha es buena, Ricardo siempre dice: 

¡Qué se metan su terreno por donde les quepa, yo ya no lo quiero ni regalado!

Sin respuesta.

Alguien me preguntó un día:

¿Qué es mejor, disfrutar tres días de lluvia con paraguas, o uno de sol sin sombrero? Y yo la verdad, como no sabía qué contestar, le hice otra pregunta:

¿Qué es mejor, pasar tres días de sol con un calor sofocante y sin sombrilla, o uno de lluvia con paraguas y mojándose? 

Y ahí quedó la cosa.

"Territorio Siniestro"


La pesadilla. 

Cuando desperté una de mis peores pesadillas se hizo realidad, me habían enterrado vivo y el pánico se apoderó de mí, aunque procuré con todas mis fuerzas abrir aquel ataúd bajo tierra. Pero no encontré la forma de lograrlo y la sensación de terror se hizo insoportable hasta que por fin me di cuenta, que todo era un mal sueño, ya que había muerto el día anterior, pero me incineraron, así que era imposible que estuviera encerrado en una rústica caja de pino. 

¡Respiré tranquilo!