Una Escuela de Fútbol tiene como objetivo desarrollar y potenciar las capacidades y las habilidades innatas de los jugadores desde que empiezan su actividad como futbolistas. Para conseguirlo se emplean diferentes procedimientos (cada escuela emplea su propia metodología, aunque todas tengan muchos puntos en común) y en la formación aplicada, el aprendizaje fundamental trata de mejorar ciertas cualidades como el esfuerzo, la fuerza de voluntad y la solidaridad, entre otros aspectos de gran importancia y que son imprescindibles en los deportes de equipo.
Siempre es muy conveniente diferenciar entre una escuela de competición (como puede ser la de un club de fútbol profesional o semi-profesional) y una escuela recreativa (perteneciente a diversos tipos de organizaciones sociales y entidades diversas destinadas al fomento de actividades de ocio), ya que tanto los objetivos como los sistemas de entrenamiento empleados con los niños así como el nivel de exigencia requerido, son completamente diferentes.
Lo que no es una Escuela de Fútbol.
A las cosas hay que llamarlas siempre por su verdadero nombre para que nadie se confunda o haga una interpretación equivocada de la realidad.
Una escuela de lo que sea, es un sitio donde fundamentalmente se enseña, en el caso que nos ocupa se trata de que los niños aprendan a jugar al fútbol, pero una cosa es lo que debería ser y otra muy distinta, la realidad.
Hoy en día el concepto Escuela de Fútbol está muy extendido y existen multitud de centros públicos y privados que acuñan esta denominación, pero, ¿realmente todas cumplen el objetivo principal para el que han sido creadas?, es decir, ¿se enseña de verdad, o, por el contrario, lo que se buscan son otros fines que nada tienen que ver con lo que se ofrece?
Queda muy bien eso de hablar de Escuela de Fútbol, pero si solo es de cara a la galería no vale, puede que el nombre suene muy bien, pero si después la estructura interna falla porque no existe un verdadero proyecto formativo que sustente el presumible aprendizaje que se ofrece, la cosa queda en nada y el concepto enseñanza se diluye en el aire tan rápido como un terrón de azúcar en una taza de café.
Eso no quiere decir que no existan buenas Escuelas de Fútbol, las hay y muchas, unas modestas que salen adelante a base de considerable esfuerzo y grandes dosis de imaginación por parte de las personas que las dirigen y otras con muchos más medios, con unos altos niveles de calidad y exigencia, y con técnicos de gran preparación para dar el mejor aprendizaje posible a los futbolistas del mañana.
Lo que aquí se pretende, es simplemente, decir lo que a nuestro juicio, no es una Escuela de Fútbol, únicamente con el objetivo de hacer una distinción real de la que sí lo es, para que nadie se confunda y a nadie lo confundan, es lo mismo que sucede cuando se habla por ejemplo de una determinada marca de ropa, el original y la copia se mezclan dando lugar a equívocos, son casi idénticos, pero no iguales, hay algo fundamental que los diferencia, aunque algunos se empeñen en colocar gato por liebre en una ceremonia de la confusión que puede engañar a muchos pero obviamente, no a todos.
Así que basándonos en lo expuesto cabría decir lo siguiente:
1- Una Escuela de Fútbol no es una serie de equipos que simplemente participan en una competición dentro de las diferentes categorías existentes en función de la edad de los niños que compiten.
2- En una verdadera Escuela de Fútbol no se tiene a los niños entrenando con el objetivo puesto únicamente en la competición semanal, es decir, trabajando solo en función de jugar el partido de liga correspondiente, sin atender a las verdaderas necesidades individuales de enseñanza, en especial a nivel técnico.
3- Una Escuela de Fútbol no está formada por un grupo de personas que dirige los diversos equipos de la entidad, adjudicándose el papel de entrenadores, cuando no tienen la titulación exigida para ello y mucho menos la preparación adecuada para trabajar con los niños.
4- Tampoco es una Escuela de Fútbol, el lugar donde unos técnicos con la correspondiente titulación se limitan a ejercer de funcionarios realizando entrenamientos rutinarios basados únicamente en planteamientos teóricos que limitan su capacidad creativa y que al final hace que se conviertan en entrenadores amordazados, que solo ejercen de correa transmisora de la dictadura intelectual e intervencionista del individuo o individuos que ejercen la dirección/coordinación de la presunta Escuela.
5- Una Escuela de Fútbol no es un lugar en el que el trabajo a realizar en las distintas sesiones de entrenamiento se desarrolla, sin que se siga una planificación previa y coherente establecida de antemano que permita programar la actividad a realizar con la debida seriedad y eficacia, atendiendo fundamentalmente las distintas edades de los niños y el trabajo diferenciado y específico que se ha de realizar con base en ello.
6- Una Escuela de Fútbol no es un lugar sin orden ni concierto donde la improvisación se apodera día tras día de la actividad a realizar en cada entrenamiento.
7- Un lugar donde realmente no se educa en valores, tampoco es una verdadera Escuela de Fútbol porque se piensa que la educación permisiva del dejar hacer (no vaya a ser que los niños se estresen demasiado) es siempre mejor que la exigencia llevada al nivel requerido basándonos en la edad de los jugadores y las necesidades reales que se presentan cuando se participa en actividades deportivas de competición. Si no se aprovechan los auténticos valores que nos ofrece el deporte como la responsabilidad, la disciplina, el esfuerzo, y en el caso del fútbol en concreto, el trabajo en equipo y el compañerismo, entre otros, no se puede estar hablando de Escuela, pues estaremos privando a los niños de una faceta de la enseñanza deportiva básica para su formación.
8- Y desde luego lo que no es una Escuela de Fútbol, es un sitio donde lo realmente importante es hacer caja a fin de mes, el objetivo es tener muchos niños inscritos para que los ingresos aumenten de forma progresiva y considerable, y donde el resultado económico sea el objetivo principal y la razón de ser de la Escuela.
“No importa si a los niños les gusta de verdad el fútbol, si se comportan correctamente, si entrenan con seriedad, si cumplen los horarios, etc., Lo que realmente cuenta para los que solo piensan en el negocio, es que a fin de mes sus padres paguen el recibo correspondiente….”
© Paco Arias
Kidodo. Portería desplegable para niños.
-Selección de algunos de los mejores vídeos en Youtube-
Entrenamientos muy interesantes con niños, adolescentes y jóvenes.
(Nota.- Los ejercicios (audiovisuales y gŕaficos) seleccionados han de ser tomados como ejemplo, ya que el entrenamiento en el fútbol base ofrece un abanico muy amplio a la hora de llevar a cabo la práctica sobre el terreno de juego y los criterios de formación varían en función de la metodología aplicada en las diferentes escuelas de distinto nivel y exigencia existentes en el mundo).
Ejercicios seleccionados:
El aprendiz de futbolista.
Para empezar sería importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
1- Hay que recordar siempre que el fútbol es un deporte de equipo en el que se realiza un trabajo en conjunto. Este concepto hay que tenerlo en todo momento muy claro y mantenerlo permanentemente en la cabeza. Cuando se juega al fútbol no se hace para obtener un provecho a nivel individual. Se trabaja para el equipo y lo que se ha de buscar siempre es el beneficio del grupo por encima de las individualidades.
2- Para economizar energía durante un partido hay que procurar que se mueva el balón más que el cuerpo. Si se empieza corriendo de forma alocada, sin sentido y sin saber dosificarse, el futbolista acabará agotado en pocos minutos y no podrá aguantar el tiempo completo que dura un partido. Hay una frase muy conocida en el fútbol que dice que el balón nunca se cansa, pues bien, esto hay que saber aplicarlo en todo momento. Que se mueva el balón y no el jugador. Aunque eso no quiere decir que el futbolista ejerza de estatua.
3- Hay que saber presionar al rival y no dejar que reciba el balón con facilidad. Si se está encima de él, será más probable que cometa un error al recibir el esférico, pero si uno se mantiene alejado del contrario dejará que lo reciba con comodidad. Como decía Johan Cruyff, todo el mundo sabe jugar a fútbol si le dejas cinco metros de espacio.
4- Se debe procurar siempre adelantarse a los movimientos del contrario. Realizar la anticipación cuando se vea que el balón está viniendo hacia donde uno está y tratar de llegar antes que el rival. Para esta acción es muy importante emplearse con la rapidez necesaria.
5- Al contrario, siempre hay que procurar sorprenderlo, por lo tanto, se ha de intentar realizar movimientos que no sean muy obvios para que el oponente no adivine lo que se va a hacer. Procurar, utilizar para sorprender, el cambio de ritmo, por ejemplo moverse rápido y de repente detenerse cuando el rival se vaya acercando a uno para que cuando menos se lo espere, volver a moverse rápidamente y pillarlo desprevenido.
6- Si un jugador tiene el balón en su poder y está jugando por el centro del campo durante un partido y ve que en esa zona se acumulan muchos jugadores (del propio equipo o contrarios), debe de procurar mandar el balón a las bandas, a los compañeros que jueguen en ese espacio y desde ahí puedan centrar sobre el área contraria para que los delanteros del propio equipo intenten el remate sobre la portería del equipo rival.
7- Como ya se vio al principio, el fútbol es un deporte colectivo, no se debe intentar siempre hacer jugadas individuales cuando hay mejores opciones, siempre que se pueda hay que apoyarse en los compañeros, utilizar el pase, buscar paredes, realizar triangulaciones, recordando que en fútbol existe una norma muy clara que dice: El regate es inútil cuando el pase es posible.
8- Lo dicho anteriormente no quiere decir que nunca se realicen jugadas de forma individual, eso también se debe intentar sin miedo, con confianza y con seguridad, sobre todo si el futbolista tiene unas condiciones técnicas que se lo permitan, pero siempre buscando el beneficio del equipo y no el lucimiento personal, y sabiendo en todo momento cuáles son las situaciones apropiadas para realizar las jugadas durante el desarrollo de un partido.
9- Hay que procurar orientarse bien en el campo durante los partidos, sabiendo la posición que se ocupa y la que ocupan tanto los compañeros como los contrarios. Hay que tener una visión correcta del terreno de juego y recordar siempre que no solo se interviene en el partido cuando uno tiene el balón, también se ha de jugar cuando no se tiene, que es lo más difícil, y siempre, levantar la cabeza, ya que cualquiera que pretenda ser un buen futbolista no puede jugar de forma permanente mirando solo para el balón.
10- Los partidos duran hasta que el árbitro pite el final, así pues, hay que mantenerse atento en todo momento, no relajarse ni estar excesivamente confiado cuando nuestro equipo vaya ganando, sobre todo si es por una corta ventaja, ya que en cualquier momento el contrario puede marcar un gol.
11- Hay que intentar emplearse siempre a fondo en los partidos. No rendirse nunca, ni desmoralizarse si algo sale mal. Hay que mostrarse siempre combativo, y además hay que procurar animar y ayudar a los compañeros y nunca reñir con ellos. Saber atacar y saber defender cuando el desarrollo del juego lo requiera y mantener siempre una mentalidad positiva durante todo el encuentro. Los entrenadores siempre valorarán enormemente esas actitudes.
12- Hay que procurar en todo momento jugar limpio, pero tener cuidado con aquellos contrarios que no lo hagan, pues el riesgo de que uno se lesione es mayor, y hay que prestar mucha atención para no caer nunca en la trampa de entrar en el juego sucio que pueda emplear un rival cometiendo el error de responder de la misma forma.
¿Entrenador y amigo?
Esta pregunta es igual a la que a veces se realiza a los padres, sobre si consideran que deben de ser amigos de sus hijos. Creo sinceramente, que al igual que los padres, son padres y no amigos, el entrenador por encima de cualquier otra cosa ha de ser eso, es decir, entrenador. Luego, en función de la categoría que entrene, tendrá que actuar a nivel humano, teniendo en cuenta una serie de condicionantes que vendrán determinados por la edad de los futbolistas que dirige. No es lo mismo el trato con un niño de 13 años que con un adulto de 23. Lo que sí es común a cualquier edad o categoría, ya sean aficionados o profesionales de cualquier disciplina, es saber tratar al deportista como persona.
No cabe duda que cuanto más cercano y amistoso se muestre un entrenador con sus jugadores, mejor será su relación con ellos, pero el buen trato, la buena educación y el buen talante no deben de dejar nunca paso a una exagerada tolerancia, a falta de exigencia, a la indisciplina o al exceso de paternalismo que muchas veces estamos acostumbrados a ver sobre todo cuando se trabaja con niños y adolescentes, y que por lo general desemboca en una apología de la cultura del no esfuerzo. Convirtiéndose entonces, la persona que dirige a un equipo, en consentidor, en vez de ser entrenador, y muy flaco es el favor, que le hace a los futbolistas con los que trabaja, de cara a su formación personal y deportiva, y permiten, por su dejadez, falta de profesionalidad o pocas dotes a la hora de ejercer la dirección de un grupo, que un equipo, en este caso de fútbol, se convierta en una auténtica casa de locos.
Con mis propios ojos, he podido comprobar como equipos formados por niños con tan solo 11 o 12 años transformados en pequeños diablos, se habían convertido en auténticas hordas salvajes caracterizadas por una total anarquía, en la que el esfuerzo, la organización y las más elementales normas de comportamiento eran conceptos absolutamente desconocidos.
Hay técnicos, sobre todo los que trabajan con la base, que confunden no ser duros con los chicos, con ser excesivamente permisivos, y lo malo es que cuando se dan cuenta de su exceso de blandura, sus jugadores son ya tan indisciplinados y han adquirido unos hábitos deportivos tan negativos, que lamentablemente en muchas ocasiones ya no hay posibilidad de que el crecimiento del árbol (mal plantado y peor regado) pueda ya enderezarse.
El objetivo del entrenador no es hacerse amigo de sus futbolistas y tampoco es su misión la de convertirse en padre, por encima de todo su trabajo consiste en ejercer como entrenador y con eso ya tiene más que suficiente para desarrollar su labor.© Paco Arias
Psicología y motivación en el Fútbol-Base.
Fútbol Base (3)
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